Por Héctor Kol.
La crisis ambiental es, antes que nada, una crisis moral, donde los valores y normas propios de una sociedad que se llama civilizada se ven deformados por un único interés supremo : el afán de lucro, la piedra angular del Capitalismo que ahora actúa en un mundo donde la caída de los Socialismos Reales le concedió la hegemonía para actuar más desembozadamente, más salvajemente bajo una forma cruel llamada Neo-liberalismo. El acumular más capital, en el menor tiempo posible, ya no reconoce límite alguno y sobrepasa todos los Derechos Humanos, todos los Derechos Civiles y Políticos y, por supuesto, todos los Derechos Ambientales. Los ejemplos de este desprecio por la Naturaleza y por la vida humana que muestra el Capitalismo Neo-liberal de hoy y sus sacrosantas Empresas Privadas, son tan numerosos como repugnantes : países enteros han sido convertidos en basureros tóxicos; otros sirven de territorio para que se instalen fábricas de venenos que no tienen espacio en sus propios países, como la inglesa Union Carbide que mató a miles de personas en Bophal (India) con una fuga de material venenoso. Los hay aquellos países que han servido de laboratorio de pruebas de pesticidas y desfoliantes, como Panamá. Otros fueron convertidos en "supermercados de sangre" como Haití, hasta que el SIDA cortó ésa "exportación no-tradicional" de tejido sanguíneo a los Estados Unidos. Y a los Estados Unidos todavía llegan camiones mexicanos cargados con fetos humanos que son usados para la fabricación de cosméticos... No hay límites para el Capitalismo en la consecución de su objetivo. Con la colaboración de vendepatrias (y vendevidas) instalados en puestos de poder o en oficinas estatales encargadas de velar por la salud de los pueblos que les pagan sus salarios, el Capitalismo y sus empresas hacen circular toda clase de tóxicos por entre las gentes del Tercer Mundo. Han regalado cenizas radioactivas para pavimentar calles en países pobres; han regalado residuos del proceso de refinación del petróleo para que estos países los usen como combustible, ocultando que contienen metales pesados cancerígenos; han instalado basureros tóxicos camuflados como "empresas de reciclaje de minerales" en países hambrientos de inversión extranjera y de puestos de trabajo, como Chile. En suma, la consigna "Sin Dios ni Ley" que usa el Colectivo Guachuneit, es perfectamente aplicable a este Capitalismo Neo-liberal de hoy. En 1990, el entonces Diputado Radical por Arauco, JAIME ROCHA (Diario "Las Ultimas Noticias", 26 de Octubre de 1990) denunció que empresas chilenas habían adquirido leche contaminada con el escape radioactivo de Chernobyl, en la ex-URSS, para producir quesos, yoghurts y otros artículos que nunca identificó, como tampoco identificó a las empresas que adquirieron este producto tóxico, amparándose en el olvido y en el silencio cómplice de la prensa oficial que no siguió el tema, ni para confirmarlo ni para desmentirlo. El Diputado se llevó para su casa los antecedentes que con seguridad tenía y dejó que consumiéramos productos lácteos radioactivos.
Hoy, miles de productos alimenticios con componentes censurados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) circulan por kioskos, almacenes y supermercados, con atractivos envoltorios o calcomanías de regalo, con cupones para adquirir, a precios rebajados, una muñeca "Barbie" o para participar en el sorteo de entradas para un concierto de los Back-Street Boys porque su "mercado-objetivo"...son los niños. En el Cuadro 1.- aparecen colorantes, saborizantes y antioxidantes con los impactos sobre la salud que la OMS ha denunciado. En el Cuadro 2.- aparecen algunos de los cientos de productos alimenticios que nuestros niños consumen y que tienen, todos ellos, su correspondiente permiso sanitario expedido por el Servicio de Salud del Ambiente de la región donde se elaboran, además del cancerígeno o tóxico que aparece en el Cuadro 1.- Transnacionales como Nestlé o prestigiosas empresas chilenas como Carozzi y Soprole, ocultan sus venenos en el corazón del "Chiquitín" o en el "drive" ganador del Chino Ríos que aparece en la tapa del yoghurt 1+1 . El "rico veneno" es, lejos, top-ten en nuestro país. Estos Cuadros son sólo una muestra minúscula, pero dramática, de cómo funciona un sistema económico inmoral. Los niños están en primera línea en la guerra que el Capitalismo Neo-liberal le ha declarado a la Humanidad en la obtención del lucro, porque cuando a los niños se les envenena con suflés o papas fritas o se les vende por órganos, cuando se les intoxica con jugos y refrescos o se les esclaviza y prostituye, es la Humanidad la que está en peligro. Al Capitalismo y sus Empresas sólo les interesa que el niño consuma y si el niño llega a morir, siempre habrá un mercado donde acudir: la explosión demográfica del Tercer Mundo le asegura a Evercrisp miles de nuevas bocas ansiosas de sus papas fritas y ramitas cada año. En el Reino del Neoliberalismo, donde el corrupto es Rey, la empresa privada actúa como Señor Feudal que dispone de sus esclavos (los consumidores) según lo disponen sus propias leyes : las leyes del Mercado, donde la "rentabilidad" justifica que los venenos de los alimentos para niños sólo sean retirados cuando sea económico y eficiente hacerlo. Mientras tanto, los Navarrete,los Ilabaca y los Figueroa del Tercer Mundo seguirán firmando y timbrando decretos y resoluciones que les entregan "licencia para envenenar" a estas empresas. Total, un ser humano apenas "cuesta" unos US$ 5 la unidad, según cálculos de un científico norteamericano de principios de los ‘90. Ese "costo" (unos $ 2.500) se recupera con 20 o 25 paquetes de Cabritas Barcel, es decir, en uno o dos meses de la vida de un niño...De ahí para adelante, todo lo que "dure" un niño (consumiendo, claro) es ganancia para la empresa. Esa es la eficiencia de la empresa privada, ése es el sustento de sus "espaldas" financiéras. Esa es la moral del Neo-liberalismo que debemos arrancar para siempre de nuestro pasado, de nuestro presente y del futuro de nuestros niños para el bien de la Humanidad.
La crisis ambiental es, antes que nada, una crisis moral, donde los valores y normas propios de una sociedad que se llama civilizada se ven deformados por un único interés supremo : el afán de lucro, la piedra angular del Capitalismo que ahora actúa en un mundo donde la caída de los Socialismos Reales le concedió la hegemonía para actuar más desembozadamente, más salvajemente bajo una forma cruel llamada Neo-liberalismo. El acumular más capital, en el menor tiempo posible, ya no reconoce límite alguno y sobrepasa todos los Derechos Humanos, todos los Derechos Civiles y Políticos y, por supuesto, todos los Derechos Ambientales. Los ejemplos de este desprecio por la Naturaleza y por la vida humana que muestra el Capitalismo Neo-liberal de hoy y sus sacrosantas Empresas Privadas, son tan numerosos como repugnantes : países enteros han sido convertidos en basureros tóxicos; otros sirven de territorio para que se instalen fábricas de venenos que no tienen espacio en sus propios países, como la inglesa Union Carbide que mató a miles de personas en Bophal (India) con una fuga de material venenoso. Los hay aquellos países que han servido de laboratorio de pruebas de pesticidas y desfoliantes, como Panamá. Otros fueron convertidos en "supermercados de sangre" como Haití, hasta que el SIDA cortó ésa "exportación no-tradicional" de tejido sanguíneo a los Estados Unidos. Y a los Estados Unidos todavía llegan camiones mexicanos cargados con fetos humanos que son usados para la fabricación de cosméticos... No hay límites para el Capitalismo en la consecución de su objetivo. Con la colaboración de vendepatrias (y vendevidas) instalados en puestos de poder o en oficinas estatales encargadas de velar por la salud de los pueblos que les pagan sus salarios, el Capitalismo y sus empresas hacen circular toda clase de tóxicos por entre las gentes del Tercer Mundo. Han regalado cenizas radioactivas para pavimentar calles en países pobres; han regalado residuos del proceso de refinación del petróleo para que estos países los usen como combustible, ocultando que contienen metales pesados cancerígenos; han instalado basureros tóxicos camuflados como "empresas de reciclaje de minerales" en países hambrientos de inversión extranjera y de puestos de trabajo, como Chile. En suma, la consigna "Sin Dios ni Ley" que usa el Colectivo Guachuneit, es perfectamente aplicable a este Capitalismo Neo-liberal de hoy. En 1990, el entonces Diputado Radical por Arauco, JAIME ROCHA (Diario "Las Ultimas Noticias", 26 de Octubre de 1990) denunció que empresas chilenas habían adquirido leche contaminada con el escape radioactivo de Chernobyl, en la ex-URSS, para producir quesos, yoghurts y otros artículos que nunca identificó, como tampoco identificó a las empresas que adquirieron este producto tóxico, amparándose en el olvido y en el silencio cómplice de la prensa oficial que no siguió el tema, ni para confirmarlo ni para desmentirlo. El Diputado se llevó para su casa los antecedentes que con seguridad tenía y dejó que consumiéramos productos lácteos radioactivos.
Hoy, miles de productos alimenticios con componentes censurados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) circulan por kioskos, almacenes y supermercados, con atractivos envoltorios o calcomanías de regalo, con cupones para adquirir, a precios rebajados, una muñeca "Barbie" o para participar en el sorteo de entradas para un concierto de los Back-Street Boys porque su "mercado-objetivo"...son los niños. En el Cuadro 1.- aparecen colorantes, saborizantes y antioxidantes con los impactos sobre la salud que la OMS ha denunciado. En el Cuadro 2.- aparecen algunos de los cientos de productos alimenticios que nuestros niños consumen y que tienen, todos ellos, su correspondiente permiso sanitario expedido por el Servicio de Salud del Ambiente de la región donde se elaboran, además del cancerígeno o tóxico que aparece en el Cuadro 1.- Transnacionales como Nestlé o prestigiosas empresas chilenas como Carozzi y Soprole, ocultan sus venenos en el corazón del "Chiquitín" o en el "drive" ganador del Chino Ríos que aparece en la tapa del yoghurt 1+1 . El "rico veneno" es, lejos, top-ten en nuestro país. Estos Cuadros son sólo una muestra minúscula, pero dramática, de cómo funciona un sistema económico inmoral. Los niños están en primera línea en la guerra que el Capitalismo Neo-liberal le ha declarado a la Humanidad en la obtención del lucro, porque cuando a los niños se les envenena con suflés o papas fritas o se les vende por órganos, cuando se les intoxica con jugos y refrescos o se les esclaviza y prostituye, es la Humanidad la que está en peligro. Al Capitalismo y sus Empresas sólo les interesa que el niño consuma y si el niño llega a morir, siempre habrá un mercado donde acudir: la explosión demográfica del Tercer Mundo le asegura a Evercrisp miles de nuevas bocas ansiosas de sus papas fritas y ramitas cada año. En el Reino del Neoliberalismo, donde el corrupto es Rey, la empresa privada actúa como Señor Feudal que dispone de sus esclavos (los consumidores) según lo disponen sus propias leyes : las leyes del Mercado, donde la "rentabilidad" justifica que los venenos de los alimentos para niños sólo sean retirados cuando sea económico y eficiente hacerlo. Mientras tanto, los Navarrete,los Ilabaca y los Figueroa del Tercer Mundo seguirán firmando y timbrando decretos y resoluciones que les entregan "licencia para envenenar" a estas empresas. Total, un ser humano apenas "cuesta" unos US$ 5 la unidad, según cálculos de un científico norteamericano de principios de los ‘90. Ese "costo" (unos $ 2.500) se recupera con 20 o 25 paquetes de Cabritas Barcel, es decir, en uno o dos meses de la vida de un niño...De ahí para adelante, todo lo que "dure" un niño (consumiendo, claro) es ganancia para la empresa. Esa es la eficiencia de la empresa privada, ése es el sustento de sus "espaldas" financiéras. Esa es la moral del Neo-liberalismo que debemos arrancar para siempre de nuestro pasado, de nuestro presente y del futuro de nuestros niños para el bien de la Humanidad.
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